mis lista de blogs

miércoles, 15 de marzo de 2017

Empezamos.....

vida en botones 2

Deshacer la casa de tus padres es el siguiente escalón a enterrarlos, un duro trago que se hace con una mezcla de ternura, emoción y tristeza infinita. Es rescatar recuerdos, encontrar pequeños tesoros que no recordabas o que ni siquiera sabías que existían. Te sientes como un ladrón abriendo cajones cerrados con llave, como un intruso que husmea en intimidades ajenas. Encuentras tu propio pasado, recuerdos de infancia, la tuya, la de tus padres, incluso la de tus abuelos, mezclados con trazas de tus propios hijos, fotos, dibujos “para la mejor abuela”, tarjetas…. Podrías pasar días, semanas, quieres terminar de organizarlo pero también quieres que nunca acabe, que continúe como metáfora de aquel primer cordón umbilical, como esa última oportunidad de sentir su olor, todavía en los armarios llenos de sus ropas.
En una de esos ratos de lágrimas y de sonrisas, encontré los botones de mi madre, un enorme regalo para la imaginación y la reflexión. He pasado dos tardes clasificándolos, mirándolos, casi mimándolos y al final dejando plasmada su existencia en esta foto como un homenaje a la mujer excepcional a muchos niveles que fue mi madre. Pero muchos de sus atributos son comunes a una generación de mujeres, aquellas que fueron niñas de la guerra y la posguerra pasando hambre y miedo, adolescentes y jóvenes con una educación limitada (“ser médico es de hombres”), mujeres siempre a la sombra y tutela primero de padres y luego de maridos (la generación que ni siquiera podía abrir una cuenta en el banco o tener una propiedad si no era con un varón) pero excelentes economistas que eran capaces de ahorrar, de dirigir familias numerosas, fantásticas cocineras, cuidadoras dedicadas, maestras de vida. Mujeres que individualmente no han hecho historia pero que como generación trabajaron para levantar un país en ruinas y para que sus hijos fuéramos mejores y tuviéramos más que ellas mismas. Unas luchadoras.
Los botones de mi madre me han contado muchas cosas; he encontrado el pasado familiar en formas varias y materiales diversos: cuero, nácar, metal, madera, plástico….; leo historias en botones de los años 50 que reconozco en una foto amarillenta de mi abuela, los de las trencas infantiles, ropa de fiesta, de batas de estar en casa, los del uniforme de gala de ingeniero agrónomo de mi padre, de las camisas de los babis del colegio, botones minúsculos de ropitas de bebé, botones forrados….hay cientos de botones, algunos preciosos, otros horribles. Resulta que en mi casa nunca se tiraba un botón, cuando una prenda se jubilaba, se guardaban los botones y se hacía trapos con la tela. Un eterno “por si acaso” y un constante “esto ha costado dinero". Y en estos cientos de botones leo el salto generacional e intuyo cómo hemos cambiado y quizás, lo que hemos perdido.
Vivimos en una sociedad de usar y tirar, de “obsolescencia programada”, de reciclar como moda y no como costumbre, de no apreciar que las cosas cuestan un dinero, cuestan un trabajo y un esfuerzo; ahora somos de comprar y consumir a marchas forzadas. Consumistas pertinaces y obsesivos.
Vivimos en una sociedad siempre con prisas, descentrada, incapaz de parar a realizar tareas sencillas o poco llamativas, hemos dejado de encontrar placer en la simplicidad de las cosas, vivimos con un pie en la virtualidad de las redes sociales. Nuestra atención siempre dividida.
Vivimos en una sociedad en la que la palabra “ahorro” se vio sustituida por la palabra “crédito” hace tiempo, donde en vez de prever el futuro, reservar por si se necesita, se gasta por adelantado. No solo no se guardan esos botones sino que se compran botones sin tener cómo pagarlos.
Vivimos en una sociedad con las mujeres completamente incorporadas al mundo laboral, dejando en las casas ese hueco que nadie puede ni podrá cubrir (y que conste que a feminista no me gana nadie); nuestras madres, “de profesión: sus labores”, hacían esa función que aunque no reconocida ni pagada era inmensa y que a veces incluía reciclar botones y otras no faltar ni un solo día a abrirnos la puerta al volver del cole, o prepararnos la merienda, acudir a las funciones del colegio, ayudarnos con las tareas de “pretecnología”, echarnos mercromina en las rodillas o atendernos con el “tengo sed” de por la noche. Y no, hay cosas que solo una madre puede hacer como una madre, incluso el padre mas entusiasta y dedicado es un sucedáneo de lujo pero sucedáneo al fin.
Y creo que al menos mi madre no vivía frustrada ni alienada, al revés, sabía que hacía su trabajo y que lo hacía bien. Ella, que siempre hubo querido ser médico, fue hasta el final, una madre entregada, buen ejemplo de su generación. Mujer sin mediocridades, sin ser madre, esposa o profesional a tiempo parcial y sin nunca poder darlo todo. Y además, de premio, con un poco más de tiempo para arreglarse, organizar cenas con los amigos o salir de fiesta (eso también me lo dicen también los botones…..). Las mujeres de ahora, nos hemos liberado….nos hemos liberado…..¿nos hemos liberado? La bolsa de botones se ríe de mi.
Lo que no sé es cuantos botones faltan, cuantos realmente fueron de utilidad, cuales se injertaron en otra prenda; la bolsa solo tiene los que nunca llegaron a ver más vida que la foto en la que ahora quedan inmortalizados. Y es que al final, la vida quizás sea solo eso, una enorme bolsa de botones.

boda
Pablo y Rosina, 2 de Septiembre de 1960 (Madrid) y los primeros botones que les unieron…….

PS: Con todo el cariño y agradecimiento a mis hermanas por su tiempo y generosidad. Deshacer una casa y hacerlo bien, es poner un lazo a una familia que ha sido feliz.

Más Cosas





En el puesto 45 también aparece la despoblada Soria
Parece que somos pocos pero no hacemos mal las cosas




Pequeño recuerdo de estos días:
Arroz con bogavante con Ana, Ricardo y Joseba, compañeros de Josean en EFTI
Mi operación
Visita de Nuria Mazo
Ahora hago puzles interminables
Almuerzo en la gestoría
Comida con Paloma y ViVi
Cocido en Tres Cantos

4 comentarios:

  1. Hola Chus:
    Ya verás que contenta estarás tras el arreglo de la boca.
    Yo también había leído el artículo que citas en internet y se me hizo muy cercano. Hace unos meses mi hermana y yo tuvimos que vaciar el piso de mi madre a fin de alquilarlo y poder hacer frente al pago de la residencia. Si, es muy emotivo, allí encuentras toda la vida de una pareja reflejada en las cosas que han guardado, los recortes de periódico cuidadosamente clasificados, esa vieja máquina de coser donde ordenados por colores hay botones, bobinas de hilo, viejas cremalleras par ser reutilizadas,... Es muy duro porque debes decidir que tirar y que guardar. Toda una vida resumida en unos pocos objetos.
    Un beso de tu tocaya.
    PD- no se qué pasa pero no me aparece mi nombre en la lista. Puede ser que el blog que yo llevaba estaba dentro de la cuenta de mi colegio y me han "Borrado" (snifff). Lo he añadido manualmente, a ver si sale.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya he visto tu blog. Y vas a continuar ? Tendré que volver a practicar euskera o fijarme sólo en las fotos.....jeje...

      Eliminar
  2. No.... El blog era de la biblioteca escolar que dirigí 5 cursos. Pero el Gobierno vasco cerró el proyecto y la biblioteca esta cerrada.
    Una pena, una biblioteca de más de 7000 volúmenes abietta todos los dias para prestamos, lectura, ayuda con los deberes, con una area de ordenadores para consulta,...El colegio se gasto mucho dinero en ella pero Educacion piensa que es muy caro tener una profesora liberada de clases media jornada.
    Horas y horas he metido yo en casa actualizando el blog. Pero parece que hay otras prioridades, que triste. Luego dicen que hay que fomentar la lectura. Dan ganas de llorar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bbuufff.....que pena...bueno mira...te has ido a tiempo y te olvidas... disfruta de otras cosas...llega un momento que la vida se llena de pérdidas de personas y de cosas... hay que seguir y´astá.....

      Eliminar