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miércoles, 25 de marzo de 2015

Estalla el tsunámi (Segunda parte)


      
Esta historia se está haciendo aburrida y machacona, por reiterativa.
Vosotros podéis dejarla si queréis o leer sólo el final (que aún no lo sé). Yo no puedo.
Así que sigo.


SORPRESA !!! Parecía que me estaba recuperando y, de repente, el viernes 27 de enero me despierta, de nuevo, la sensación de hormigón. Esto sí es nuevo. Una recaída en plena recuperación. Otra vez, ¡¡¡ NO PUEDO ANDAR !!!
Todo este proceso lo está viendo la gente que me visita y ve el cambio en directo con cierta desolación.
Pienso que es cansancio, tensión o cualquier cosa que lo haya desatado. No quería darle más importancia pero el sábado y el domingo sigo igual. Sin poder moverme. No recurro al médico por ser fin de semana.
El lunes, a primera hora, sí.
Traslado en ambulancia a Urgencias, visita del neurólogo, nueva sesión de bolos de cortisona, tres días y a esperar.
Aparece mi físio particular, Sara, ya recuperada de su gripe, y se pone como tarea venir, todos los días que pueda después de su jornada laboral, a darme reflexoterapia. El alivio, en unos pies abotargados, es espectacular.
Mención especial a todos mis amigos fisios y admiradores de fisios que no han dejado en todo este tiempo de masajearme. Gracias.

Todo con el remordimiento de que lea esta entrada mi hija ( que, desde Holanda, ha escapado a París unos días, coincidiendo con su cumpleaños ) y sepa asumirla sin mala conciencia.
Lucía, insisto, yo estoy bien, en el lugar adecuado y con gente que me cuida. Tú conoces esta situación pero es más difícil vivirla de lejos. Si tu te preocupas y me preocupas a mi, el resultado no puede ser nada bueno. Sigue compartiendo tú vida conmigo con tus fotos, tus selfies, tus whastapps, tus llamadas y así yo viajo y vivo otra vida. Te quiero.
El martes 3 de febrero ¡¡¡ por fin !!! llega la nueva medicación y empiezo a tomarla. Observaré posibles reacciones y efectos secundarios, sin ningún tipo de neurosis. La sensación gratificante de que todo esto funciona y seguimos adelante.
Primer efecto, se me pone la cara roja como una intoxicación. Ya me lo dijeron. También me han dicho que se va.
El mundo hospitalario por dentro es como una cadena de montaje. Desde las 6 en punto de la mañana, es un no parar. Termómetro,  tensión, analíticas, aseo, desayuno, pruebas médicas normales (si no hay otras especiales), rehabilitación, comidas varias, visitas médicas, visitas propias.....etc.  Así que llegan las 9 de la noche y caigo desplomada. A las 3 de la mañana ya llevo 6 horas de sueño. Increíble en mi vida normal. Me despierto y son mis horas estelares de escribir, ver el hormiguero o salvados o lo que sea.
El resto de la jornada escribo, leo, paseo andando o en silla de ruedas depende del día, escucho la radio (por fin ¡¡¡ La Ventana !!!) , comparto momentos con gente muy interesante, vosotros y los otros (increíble el humor negro de la gente mayor, inválida y sin  daño cerebral ,  un libro de sabiduría y de cariño) observo el mundo que tengo alrededor y, a mi manera, lo voy a intentar describir.




                                               

                                                  El Mirón y La Muralla: Son las 19,00.



                                                         Mural ejemplo de comidas.
                     Comida estrella: 1) Coliflor con bechamel y carrillada asada con patatas panadera
                                                2) Cena de Jueves Lardero



                                1) Despedida de grupo de rehabilitación 2) Lujazo sólo para mi
                                3) Otro lujazo de un amigo 4) Desayuno tipo que admite variantes



 
Belleza 

 

 
Entrañable galería del viejo hospital



                                                                      Cosas



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