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miércoles, 1 de julio de 2015

Fin de Annus Horribilis (creo)


Vuelvo unos días atrás.
La noche del 16 el hormigueo es terrible y a las 4,40 de la mañana llamo al 112. En diez minutos viene una ambulancia y me suben a urgencias.
Reconocimiento inmediato, análisis de sangre, cambio de pañal y a las 5,15 ya estoy preparada en el box con la bendita medicación.
No he tenido que explicar nada. Sólo verme a mi y mi historial. Dos horas y ya veremos. Esta vez me he traído la radio sin pilas (terrible error). Se lo digo a las enfermeras y, quitándoselas a otros dispositivos, me traen de todas menos AAA.
Pues intento dormir.
Me las trae Josean y cambia todo.
A la 7,30 me dan de alta por hoy.
Tengo que volver dos días más y me llevan y traen en ambulancia. Que tranquilidad.
A las 8,00 de la mañana Josean me baja al portal y cuando vuelvo me espera.
Después ver si todo esto ha servido para algo (¿?).
Vuelvo al día siguiente notando una leve mejoría. Pierdo rigidez en las piernas y en la columna y me disminuye el hormigueo.
Puedo descansar un poco.
Cuando llego el segundo día le comento al neurólogo la posibilidad de que me den cinco sesiones en lugar de tres. Me lo concede. Soy feliz.
El cuarto día jueves tengo que ir al Centro Base de Minusválidos para que reconsideren mi situación. Tenía que hacerlo.
Y ya el viernes y sábado sigo.





Si todo el mundo tiene su annus horribilis, éste sin duda ha sido el mío, o uno de ellos  (porque eso no es una gabardina frente a otros).
Asumo mi nueva situación de discapacidad ya como definitiva
Necesito recargar y volver a empezar el 1 de julio con la experiencia adquirida de toda una vida.
Todo empezó el 22 de junio del  año pasado trayendo de la playa a mi madre, en estado terminal.
Cuatro meses acompañándola en un tránsito que ella desconocía (¿?) a la vez que yo recorría mi propio camino para llegar a la baja laboral.
Año terrible de hachazos que me ha dado esta enfermedad y que me obligaron a dejar mi trabajo para dedicarme a mi.
Pérdida de mi suegro.
Todas las ausencias voluntarias han desaparecido de mi vida.
Hoy quiero volver a nacer.
Doy por cerrada la etapa de duelo.
Como cambio de ciclo aparece Pablo, no por esperado deja de ser una entrañable sorpresa.








 
 








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